6 de octubre de 2010

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Sagas, hoy Narnia

Hace poco me ha dado por leer sagas de fantasía, y la verdad es que cuando sales de ese mundo lúgubre y agobiante que tiene Stephen King consigues ver la cantidad de matices de colores que tienen los libros.

Esta saga se compone de siete libros, que se pueden leer de dos formas diferentes, por orden de publicación o por orden cronológico de historia. Yo para no complicarme me he cogido la segunda opción, porque la colección que tengo está numerada, así me ahorran trabajo de pensar cual es el siguiente.





En un principio me ha parecido que la saga es muy infantil, porque es muy fácil de leer y de seguir. Voy por la mitad del cuatro libro y llevaré unos 10 días desde que empecé el primero. Ahora que ya me he enganchado a la saga hasta agradezco que sea así de sencillo, se centra en la historia y deja de lado esas hojas y hojas sobre la descripción de paisajes en los que cuando vuelve a la historia ni te acordabas de por donde andabas. Es algo que seguramente echaré de menos en las siguientes sagas que me quiero leer (sobre todo cuando esté con el gran amigo Tolkien).

Se lo recomiendo a todos los que no sean exigentes y quieran que el autor explique hasta el último detalle de todo lo que pasa, en estos libros se fomenta mucho la imaginación personal porque da unas pautas pero luego cada uno le puede poner los detalles como quiera. A parte, da la sensación en cada libro de que se cuenta poca historia, pero es algo que se compensa porque tiene siete libros, así además no se mezclan historias que luego tienes que ir separando.
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Una nueva era

Siempre es bonito eso de volver a empezar y esas cosas, pero siempre se dejan las cosas para otro momento. Creo que ya ha llegado el momento, echo de menos eso de contar las tonterías que me puedo encontrar por ahí, o las cosas que se me pasan por la cabeza.

Así que me prometo retomar el blog.

¿De qué hablaré ahora? No lo sé. ¿Será entretenido? No lo sé. ¿Le gustará a alguien? No lo sé.

Pero sí sé que volveré a poner las cosas con la ilusión que lo hacía en principio, pensando que todo esto es para mi, porque como dice el título ¡qué más que me da igual!